El País Ecosistema

Joaquín Nieto: “La formación es vital para las cuestiones ambientales”

JORDI PASTOR

Compártelo

El coordinador de la Asamblea Ciudadana para el Clima destaca el valor y la necesidad de una sociedad bien informada en la lucha contra el cambio climático

Tras décadas dedicadas a la acción social, sindical, ecologista e institucional, el exdirector de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para España ha sido uno de los coordinadores de la primera Asamblea Ciudadana para el Clima que se ha celebrado en nuestro país.

Pregunta. ¿Cuál es el papel de un ciudadano de a pie en la lucha contra el cambio climático?

Respuesta. La Convención de Naciones Unidas habla de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Esto se puede aplicar también en la sociedad. Hay personas con más capacidad de decisión que son más responsables, pero todos somos responsables. Los ciudadanos tienen posibilidades de actuar en el consumo, de agruparse, de ser exigentes, tienen posibilidades de voto. Tal vez, habría que modificar cuestiones referidas al consumo para facilitar esa acción ciudadana. Si a la hora de darle a la luz pudieras elegir qué energía provee esa luz, tendrías una capacidad de decisión.

P. ¿Qué claves tiene el ciudadano para cribar entre información y desinformación?

R. Lo importante, lo vital, es la formación. Cuanta más formación se tiene sobre cuestiones ambientales o climáticas, más capacidad hay de discernir entre una información y otra, y de tomar decisiones responsables. La Asamblea Ciudadana para el Clima ha hecho multitud de propuestas para que los sistemas educativos y de formación incorporen la agenda climática y tener una ciudadanía mejor informada.

P. ¿Por qué surge la Asamblea?

R. La idea fundacional es ampliar la participación ciudadana de una manera más directa, que pudiera dar su opinión y sus recomendaciones en el momento. Se pensó en seleccionar a cien ciudadanas y ciudadanos representativos de la sociedad española: mitad de hombres y mujeres, de todos las territorios, niveles culturales, estratos sociales y edades. Las consultoras contratadas hicieron esa selección aleatoria y realmente funcionó. Una anécdota: por razones de la pandemia, las sesiones fueron online menos la última, que fue presencial y se hizo en Madrid; para algunas de las personas de la Asamblea era la primera vez que venían a Madrid. Así de representativa fue.

P. ¿Cómo se ha articulado?

R. Se realizaron seis reuniones con una disciplina ciudadana espectacular; nunca se empezó con retraso. Las dos primeras fueron dedicadas a aportar información bien documentada, científica, rigurosa sobre materia climática, lo que provocó cierta alerta y mucha curiosidad. Por ejemplo, hubo que explicarles cómo funcionaba el sistema educativo en España porque tenían muchas propuestas de formación y educación. La siguientes sesiones fueron deliberativas y las dos últimas decisorias. Se hicieron todas las recomendaciones, y, sobre ellas, una primera votación para ver qué grado de consenso tenían y si avanzaban. También hubo un esfuerzo de unificación de propuestas.

La Asamblea Ciudadana para el Clima ha hecho multitud de propuestas para que los sistemas educativos y de formación incorporen la agenda climática

P. ¿Cuántas se aprobaron?

R. 172, me parece. Solo en el área de Trabajo hubo 43 recomendaciones, referidas a cómo van a cambiar los sectores productivos y los sectores energéticos y cómo deben contribuir a menos emisiones; que las empresas empleen energías renovables; que haya transporte público a todos los lugares de trabajo y que sea sostenible; una semana laboral de cuatro días para reducir desplazamientos, y propuestas de implicación climática de los trabajadores en la empresa.

P. ¿Adónde han ido a parar?

R. Ahora están en manos de las organizaciones sindicales y empresariales, y de los poderes públicos.

P. ¿Qué ha supuesto la experiencia personalmente?

R. Ha sido una de las experiencias más creativas y satisfactorias que he tenido. Siempre he confiado mucho en la ciudadanía, pero a veces esa confianza se quiebra. Pues bien, la he renovado totalmente.